Bacilo piocianico. Un histórico en el punto de mira

 

El género Pseudomonas engloba numerosas especies, abundantes en la naturaleza que se encuentran en plantas, animales, aguas, etc. Muchas especies son productoras de pigmentos (azul, verde, marrón, negro). El interés médico casi se reducía al bacilo del pus azul o bacilo piocianico mas tarde conocido por Pseudomonas aeruginosa, que infectaba quemaduras y heridas.

 

El desarrollo hospitalario permitió que este microorganismo y otras especias relacionadas se enseñorearan del hospital produciendo problemas graves en los enfermos (UCI, tracto urinario, quemados, oftalmología etc.). A pesar de comportarse como oportunistas, con frecuencia las infecciones que produce son monomicrobianas y los aislados son resistentes a los antimicrobianos.

 

Biológicamente es muy interesante por la cantidad de enzimas y determinantes de patogenicidad que produce (proteasas, exotoxinas, citotoxinas, hemolisisnas, elastasas etc).

 

En 1887 Garré describió que en un cultivo sobre gelatina (eran tiempos en que la gelatina había hecho furor al permitir cultivos en superficie. El agar llegaría después) de Pseudomonas fluorescens difundía una sustancia que inhibía el crecimiento de estafilococos, salmonellas y otras. En 1899 Enmerich y Löw describen desde el bacilo piociánico (Pseudomonas aeruginosa) la acción de la piocianina y la piocianasa. Estos autores describen que:

 

Tanto la piocianina como la piocianasa inhiben el crecimiento del Vibrio Metchnikovii, Bacillus anthracis, Corynebacterium dipheriae, Bacillus disentericus albus y además la piocianasa actúa sobre el colibacilo,  bacio de Eberth y sobre la Brucella abortus.
La piocianasa se empleó (al parecer, con alguna eficacia) en infecciones experimentales provocadas en ratas, cobayas, conejos y corderos por el B. anthracis. En el hombre se han aplicado inyecciones de piocianasa alrededor de la pústula carbuncosa, y se propuso también su empleo para el tratamiento local de la difteria, basándose en su acción marcadamente inhibitriz sobre el bácilo difterico
”.

 

Desde entonces raro era el equipo industrial que no ha incluido en sus programas la investigación de productos a partir de cultivos de Pseudomonas. Este interés estaba avalado por numerosas observaciones ecológicas y patogénicas sobre poblaciones dominantes y las infecciones monomicrobianas a pesar de ser oportunistas.

En los años 70 una serie de autores (Fuller, Chain, Mellws etc) aíslan, purifican e identifican las sustancias relacionadas con las actividades antibacterianas observadas históricamente.
Constituyen una nueva familia de antibióticos denominados ácidos pseudomónicos A, B, C y D. El mas importante en clínica es el A comercializado como mupirocina. Su mecanismo de acción, en la inhibición de la síntesis proteica, es novedosa y aporta una buena actividad frente a gram positivos sobre todo Staphylococcus aureus incluyendo resistente a meticilina.
Es el único antibiótico comercializado procedente de este apasionante microorganimo. Su peculiar mecanismo de acción, no compartido por ningún otro antibiótico comercializado podría explicar su mejor comportamiento frente a microorganismos resistentes a otros fármacos. No parece fácil que haya resistencias cruzadas. Cuando se han aislado mutantes de laboratorio resistentes a mupirocina, se han probado frente a otros antibióticos y tampoco se ha encontrado resistencias cruzadas. De aquí las esperanzas que se han depositado en este antiestafilocócico.

 

La administración parenteral va seguida de la inmediata metabolización hasta ácido mónico (pseudomónico) que se excreta rápidamente. Por esto, y no por la toxicidad como habitualmente se ha creído, es por lo que debe utilizarse exclusivamente por vía tópica que además garantiza una buena penetración en el estrato córneo y una absorción sistémica, desde la piel, prácticamente nula.

Por esta razón se le conoce por su indicación en portadores SARM principalmente pero también ha demostrado su eficacia terapéutica y profiláctica en la práctica totalidad de procesos infecciosos bacterianos dermatológicos.

 

 

J. Prieto Prieto.