Rev Esp Quimioter 2023; 36(2):194-200
Características demográficas, clínicas y microbiológicas de los primeros 30 casos humanos confirmados de viruela del mono atendidos en un hospital terciario de Madrid (España), durante el brote internacional de mayo-junio de 2022
ALEJANDRO COBOS, MARICELA VALERIO, MARÍA PALOMO, IVÁN ADÁN, PILAR CATALÁN, CRISTINA VEINTIMILLA, FELIPE LÓPEZ-ANDÚJAR, CRISTINA RINCÓN, ALICIA GALAR, ROBERTO ALONSO, MARINA MACHADO, PALOMA GIJÓN, TERESA ALDÁMIZ-ECHEVARRÍA LOIS, LEIRE PÉREZ LATORRE, CRISTINA DIEZ, CHIARA FANCIULLI, EMILIO BOUZA SANTIAGO, PATRICIA MUÑOZ
Published: 18 January 2023
http://www.doi.org/10.37201/req/112.2022
El actual brote de la enfermedad por el virus de la viruela del mono humana (HMPX), que ha comenzado en mayo de 2022 y se ha extendido por todos los continentes en menos de dos meses, tiene unas características cualitativas y cuantitativas que lo diferencian del patrón de enfermedad humana causado anteriormente por este virus. Se ha extendido con enorme facilidad, afecta casi exclusivamente a adultos, se comporta como una enfermedad de transmisión sexual y se centra en grupos y condiciones de transmisión muy específicas. La alta incidencia en la ciudad de Madrid en varones que tienen sexo con varones (HSH) nos ha permitido observar y comunicar la experiencia con los primeros 30 casos diagnosticados en nuestra institución. Los pacientes se presentaron con síntomas febriles, lesiones cutáneas genitales y paragenitales que recuerdan a la viruela, pero menos extensas y graves. La enfermedad también puede causar proctitis, faringitis y lesiones periorales. La prueba PCR para la confirmación del diagnóstico ha demostrado ser muy sensible y eficaz, no sólo en las lesiones cutáneas sino también en la sangre y otros fluidos como los exudados faríngeos y rectales y la sangre. Una proporción muy elevada de pacientes con HMPX presentan también otras enfermedades de transmisión sexual que deben ser detectadas activamente en este contexto. La evolución espontánea de nuestros pacientes ha sido buena y la hospitalización ha sido prácticamente innecesaria. La transmisión a convivientes no sexuales y al personal sanitario ha sido inexistente y las lesiones han desaparecido en menos de 30 días sin dejar secuelas y sin necesidad de tratamiento antiviral específico.
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