QUIMIOTERAPIA ANTIMICROBIANA EN LOS HOSPITALES 1990-1999

El conocimiento del consumo de antimicrobianos en los hospitales es de difícil acceso en las fuentes de información. Existen bancos de datos sobre el consumo de antimicrobianos en el medio extrahospitalario, a los que se puede acceder con facilidad y recoger la información, ya sea en unidades-envase, o bien gramos, o en dosis diarias definidas. Este consumo está registrado en International Marketing Services (I.M.S.) y en la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad y Consumo. En los hospitales, sin embargo, carecemos de estas fuentes de información, que obtenemos casi exclusivamente desde hace diez años del estudio anual de prevalencia que se desarrolla en más de 230 hospitales españoles. Se trata del Estudio de Prevalencia de Infecciones Nosocomiales en Hospitales Españoles (EPINE), dirigido por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Los datos acumulados en los últimos diez años de este estudio multicéntrico permiten analizar las tendencias del consumo, sacar algunas conclusiones y valorar nuevas estrategias. La tendencia del consumo ha ido en ascenso. En 1990 los pacientes con tratamiento antimicrobiano suponían el 34% del total de los pacientes ingresados, y en 1999 eran el 36%; ese 2% de diferencia en números totales indica que entre 38.000 y 54.000 pacientes hay una diferencia de más de 10.000 personas con tratamiento antibiótico en un momento determinado para 1999 con respecto a 1990. Este mayor incremento se concentra en los Servicios de Oncología, Neumología, Digestivo y Nefrología, en detrimento de otros, constatando la impresión de una cada vez más importante asistencia a población geriátrica e inmunodeprimida. Dentro de los antimicrobianos, el 90% corresponde a antibacterianos, aunque con tendencia a disminuir debido al incremento de antifúngicos y antivirales, que han duplicado y cuadruplicado, respectivamente, su uso en relación a los primeros años estudiados. Por subgrupos terapéuticos, los antibióticos betaláctamicos siguen siendo los de mayor utilización, con casi el 50%. Este subgrupo ha desplazado a los aminoglucósidos, que ocupaban el primer lugar. Desde 1993 hasta la fecha, las asociaciones de betalactámicos e inhibidores de betalactamasas han ocupado el primer lugar de las prescripciones. La inclusión de este último subgrupo en la profilaxis de la cirugía limpia-contaminada y en infecciones urinarias podría justificar este aumento. Las cefalosporinas, en particular las de segunda y tercera generación, ocupan el segundo lugar de utilización (1999). Respecto a las quinolonas, que ocupan el tercer lugar (en 1990 ocupaban el quinto), nos alertan del incremento de resistencias en Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter baumannii. En menor cuantía, y con tendencia descendente, siguen los aminoglucósidos y la eritromicina. Para finalizar con los subgrupos terapéuticos de mayor consumo, entre los que no se encuentran los antituberculosos, están los glucopéptidos (vancomicina y teicoplanina), que siguen una tendencia ascendente a pesar de las recomendaciones de los organismos internacionales y nacionales para racionalizar su prescripción por la probable selección de enterococos resistentes y, recientemente, de Staphylococcus aureus con resistencia intermedia a vancomicina hallados en varios países.

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GOLPEAR DURO Y RÁPIDO

Las recomendaciones recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (WHO Report on Infectious Diseases 2000: Overcoming Antimicrobial Resistance, WHO/ CDS, Geneve 2000; 2: 62) hacen alusión a los postulados de Ehrlich de 1913 (Ehrlich, P. Address in pathology in chemotherapeutics: Scientific principles, methods and results. Lancet 1913: 445-451): frapper fort et frapper vite. La OMS, respecto al problema de la resistencia microbiana y su contención, sugiere a los clínicos que se debe hacer frente a los patógenos con los preparados farmacodinámicamente más potentes dentro de su grupo y en tratamientos de corta duración, como forma de disminuir el desarrollo de resistencias. Otras referencias a las cuales remitimos al lector, por su relación con el tema, son: Tillotson, G.S. Derriere to the future: Is it time to rethink how we use antimicrobial agents? Clin Infect Dis 2001; 32: 1189-1190; Craig, W.A. Does the dose matter? Clin Infect Dis 2001; Medline, versión electrónica (in press). Según Tillotson "se han prescrito antibióticos a bajas dosis, en tratamientos de muy larga duración y a muchos pacientes, lo que ha motivado la aparición de mutantes resistentes, seleccionadas dentro de una población heterogénea, para pasar a dominar, infectar y diseminarse".

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INTERÉS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA DETECCIÓN DE PATÓGENOS MULTIRRESISTENTES Y EN EL CONTROL DE LA INFECCIÓN NOSOCOMIAL

La genética molecular aplicada al estudio y el control de las infecciones nosocomiales es un aspecto que tratan L. Peterson y G. Noskin (New technology for detecting multidrug-resistant pathogens in the clinical microbiology laboratory. Emerg Infect Dis 2001; 7: 2), con especial interés asistencial y práctico. Desde el comienzo de la aplicación de un programa de tipificación molecular y de poner en marcha el estudio de la clonación microbiana de las cepas que han dado origen a brotes nosocomiales, observaron una reducción de un 23% de las infecciones nosocomiales, con un ahorro de aproximadamente cinco dólares por cada dólar invertido en infraestructura. En Estados Unidos parten de una media de un 5,7% de infecciones nosocomiales, lo cual se traduce en dos millones de pacientes que adquieren cada año una infección hospitalaria, lo que supone a su vez el 5% de las admisiones y casi 90.000 muertes por esta causa. El coste anual es mayor de cuatro billones de dólares. El 70% de estas infecciones están producidas por microorganismos resistentes al menos a un antimicrobiano de elección, y la estancia media por paciente pasa de 5,3 a 7,9 días. Los autores destacan como patógenos más frecuentes Escherichia coli, Staphylococcus aureus, estafilococos coagulasa negativos, Enterococcus spp. y Pseudomonas aeruginosa. También aumentan en su frecuencia de aparición los estafilococos resistentes a la meticilina, los enterococos resistentes a la vancomicina y Pseudomonas spp. resistente a los aminoglucósidos. El laboratorio debe aislar e identificar el agente causal, detectar la posibilidad de resistencia a los antimicrobianos y además determinar el tipo y el patrón epidemiológico. Las pruebas rápidas y los sistemas automatizados ayudan al estudio y el control del brote infeccioso, pero en particular las técnicas moleculares son de mucho interés debido a la posibilidad de estudiar la presencia de clonación, y predecir la diseminación de la infección en su entorno. Así, en el mencionado programa de prevención y control de infecciones nosocomiales se invitó a participar en el comité de infecciones del hospital, además de infectólogos, farmacéuticos y microbiólogos, a un microbiólogo formado en genética molecular y entrenado en las técnicas de tipificación molecular, entre ellas, como más recomendadas, las de determinación de clonación microbiana y las de electroforesis (REA, PFGE). Según los resultados que transmita el microbiólogo molecular se realizarán distintas intervenciones: aplicación de métodos de barrera, aislamientos, revisión de los protocolos terapéuticos por la presión de la población bacteriana predominante derivada de la política de antibióticos, o alertar acerca de fallos en el cuidado de enfermería. La ausencia de clonación en la cepa evitará una toma de decisiones no justificada. El laboratorio que disponga de una infraestructura en microbiología molecular que actúe como centinela en la aparición de infecciones nosocomiales por cepas multirresistentes, en brotes de origen alimentario, en transmisión de microorganismos multirresistentes, etc., puede considerarse un proyecto con éxito y rentabilidad asegurados.

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PUNTO DE ENCUENTRO EN EL RIBOSOMA 50S

Muchos de los primeros antimicrobianos dirigen sus mecanismos de acción a la subunidad 50S del ribosoma bacteriano. Entre ellos se incluyen la eritromicina, el cloranfenicol, la clindamicina y la lincomicina. Muchos de los nuevos antimicrobianos comercializados o en vías de comercialización siguen centrando sus mecanismos de acción en la subunidad 50S del ribosoma. Entre los nuevos agentes cabe mencionar a los cetólidos, las estreptograminas y el linezolid. Los cetólidos representan la cuarta generación de los macrólidos. La eritromicina, macrólido de primera generación con 14 carbonos, la espiramicina de segunda generación con 16 carbonos, la claritromicina y la azitromicina con 14 y 15 enlaces carbonados, representan a los de tercera generación, y finalmente los cetólidos, representados por la telitromicina; son antimicrobianos con una potente actividad frente a los grampositivos, con excepción de Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina y los enterococos resistentes a la vancomicina. Como representante de las estreptograminas aparece quinupristina-dalfopristina, que fue aprobada por la FDA en diciembre de 1999. Linezolid, una nueva oxazolidinona, fue aprobado por la FDA en abril de 2000 en presentación oral de tabletas y suspensión y presentación parenteral intravenosa, con la indicación de infecciones en adultos por Enterococcus faecium resistentes a la vancomicina, neumonía nosocomial, infecciones cutáneas complicadas e infecciones respiratorias de vías bajas adquiridas en la comunidad (New Antibiotics Agents Approved by the U.S. Food and Drug Administration in 2000 and New Indications for Previously Approved Agents. Antimicrob Agents Chemother 2001; 45: 1315); su mecanismo de acción es poco conocido, aunque se sabe que evita la síntesis proteica. Todos estos temas ya han sido tratados en nuestra revista, y a ella remitimos al lector interesado (Rev Esp Quimioterap 2000; 13: 244-245 y 344-351).

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LA GRIPE

La actividad de la gripe en el hemisferio norte, durante los primeros meses de la temporada 2000-2001, ha sido calificada de moderada (WER 2001; 76: 58-61). Casi todos los aislamientos de virus A (H1N1) han sido antigénicamente próximos a New Caledonia/20/99, cepa contenida en la vacuna. En España se registraron menos de 30 casos por 100.000 habitantes (umbral asociado a un incremento de la actividad gripal de 110 casos por 100.000), con predominio de aislamientos de tipo A (H1N1). La vacuna trivalente recomendada para la próxima temporada 2001-2002 deberá contener las siguientes cepas: cepa análoga a A/New Caledonia/20/99(H1N1), cepa análoga a A/Moscow/10/99 (H3N2), cepa análoga a B/Sichuan/379/99.

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WWW.SEQ.ES

Visitando nuestra página web se puede encontrar información actualizada en Noticias y Weekly Medical News, agenda de Congresos, enlaces con otras páginas web de interés (American Society for Microbiology, NCCLS, Federation of European Microbiological Societies, etc.). También está disponible el listado completo de miembros de la Sociedad, miembros colaboradores, miembros de honor y junta directiva. Se puede acceder a nuestra revista desde el volumen 8, nº 3, hasta la actualidad. Igualmente se encuentra información sobre premios y becas que ofrece anualmente la Sociedad, y en el apartado Contacte con nosotros ponemos a disposición de los interesados un servicio de consulta, sugerencias y comentarios que serán por nosotros muy bien recibidos.

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