B. Pérez Gorricho
ACTUALIZACIÓN: PROFILAXIS DE ENDOCARDITIS BACTERIANA Los procedimientos invasores con riesgo de endocarditis han sido motivo de indicación de profilaxis antibiótica, la cual se ha ido simplificando. Es un hecho constatado el riesgo de adquirir una endocarditis bacteriana en los procedimientos invasores que conduzcan a bacteriemias. Entre los procedimientos más frecuentes se encuentran los derivados de la cirugía dental y oral. El sangrado abundante con resultado de bacteriemia sucede en las limpiezas dentales, en las tonsilectomías y en las adenoidectomías, al igual que en técnicas diagnósticas como la fibrobroncoscopia (broncoscopios rígidos). Todos ellos requieren profilaxis antibiótica de endocarditis bacteriana. Las biopsias, la cirugía esofágica y la cirugía del tracto urinario también utilizan técnicas invasoras en las cuales está recomendada la profilaxis. La utilización de antimicrobianos en estos procedimientos ha sido reducida y establecida en una dosis única de 2-3 gramos de amoxicilina. La dosis pediátrica es de 50 mg/kg, sin exceder la dosis del adulto. La vía de administración es oral, una hora antes del procedimiento. En la actualidad no se recomienda una dosis adicional. En los casos de alergia a las penicilinas, son alternativas válidas la clindamicina o un macrólido como azitromicina o claritromicina (Ped Infect Dis J 1998; 17: 824-825). No se recomienda la utilización de eritromicina por su mala tolerabilidad y su farmacocinética. En procedimientos quirúrgicos gastrointestinales o genitourinarios se recomienda también amoxicilina si el riesgo de bacteriemia es moderado, o bien ampicilina más gentamicina o vancomicina más gentamicina si la cirugía fuera de alto riesgo. En cirugía exenta de riesgo, pero con la circunstancia de que se haya producido sangrado, la profilaxis a posteriori puede considerarse igualmente eficaz si se realiza dentro de las dos horas siguientes a la intervención. NEISSERIA MENINGITIDIS RESISTENTE AL CLORANFENICOL La Unité des Agents Antibactériens, del Institut Pasteur, ha comunicado el aislamiento de Neisseria meningitidis con CMI >64 mg/l de cloranfenicol (Galiman y cols., N Engl J Med 1998; 339: 868-874). Analizado su DNA por hibridación y PCR, y su secuencia genética para determinar el origen de la resistencia, pudo comprobarse que era productora de una acetiltransferasa activa frente al cloranfenicol. Este hecho se constató en 12 aislamientos de meningococo del serogrupo B y en otros diez que no han podido ser biotipificados por anticuerpos monoclonales. El hallazgo de altos grados de resistencia al cloranfenicol ha supuesto un motivo importante de preocupación, dado que en los países no desarrollados la pauta de tratamiento vigente en la meningitis meningocócica es la administración intramuscular de cloranfenicol. Son conocidas las resistencias de N. meningitidis a la bencilpenicilina, las sulfonamidas, la rifampicina y las tetraciclinas. Afortunadamente, son extremadamente raros los altos grados de resistencia a la penicilina como consecuencia de la producción de betalactamasas. Frecuentemente se hallan resistencias a la penicilina por PBP-2. Las resistencias a las sulfonamidas por mutaciones cromosómicas son comunes y la resistencia a la rifampicina se debe a mutaciones genéticas. A través de plásmidos se adquieren los mecanismos de resistencia al grupo de las tetraciclinas. España, en 1985, conservaba un 99,6% de meningococos aislados que eran inhibidos por 0,12 mg/l de bencilpenicilina, mientras que en 1994 aproximadamente un 30% de los aislamientos necesitaba >0,12 mg/l de bencilpenicilina (Alós y cols., Med Clin Barc 1997; 109: 264-270). QUINOLONAS DE ÚLTIMA GENERACIÓN Las fluoroquinolonas son antimicrobianos con gran actividad in vitro frente a bacterias grampositivas y gramnegativas. Las primeras en aparecer tenían una actividad limitada frente a Streptococcus pneumoniae. Las nuevas quinolonas, como levofloxacino (Hoechst Marion Roussel), esparfloxacino (Rhône-Poulenc Rorer), grepafloxacino (Glaxo Wellcome) y recientemente trovafloxacino (Pfizer), han ampliado su espectro con una mayor actividad in vitro frente al neumococo, y además sobre las cepas de neumococo con resistencia a la penicilina (A.P. Johnson y cols., Eur J Clin Microbiol Infect Dis 1997; 16: 622). También poseen actividad frente a patógenos habituales del tracto respiratorio como Haemophilus influenzae, Moraxella catarrhalis, Legionella pneumophila, Chlamydia pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae. Son activas frente a Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis, Staphylococcus aureus y bacterias gramnegativas entéricas, al igual que poseen actividad frente a anaerobios (The Medical Letter 1998; 40: 17). Su aplicación clínica, dado su espectro, es muy tentadora en el tratamiento de la neumonía adquirida en la comunidad. Son de administración única diaria y presentan un efecto postantibiótico superior al de los macrólidos. El grepafloxacino y el esparfloxacino no se encuentran disponibles para su administración parenteral. El trovafloxacino ha sido el último en aparecer en el mercado. Gatifloxacino, moxifloxacino y clinafloxacino se encuentran aún en ensayo clínico de fase III. La utilización de las fluoroquinolonas en general se ha incrementado y ocupan el cuarto lugar del consumo de antibióticos (2 DDD/1000 habitantes/día) y el tercer lugar en cuanto a gasto (M. Ruiz y cols., Rev Esp Quimioterap 1998; 11: 58-63). Además de su gran importancia en el consumo humano, se ha extendido el uso de las quinolonas en veterinaria como aditivos a piensos, aparte de su indicación en medicina animal. Los países nórdicos han penalizado su utilización, no así nuestro país ni la mayoría de los países desarrollados (la FDA aprueba la utilización de enrofloxacino en medicina animal en julio de 1998). Habrá que cuestionarse y trazar estrategias que aseguren la eficacia terapéutica de estos excelentes fármacos frente a la amenaza de la resistencia bacteriana. Regímenes abreviados de zidovudina como profilaxis de la transmisión perinatal del VIH han demostrado, frente a las pautas más largas, una reducción muy importante de dicha transmisión. El AIDS Institute y los departamentos de Salud Pública Oficiales de la Universidad de Albany, Nueva York, han estudiado los resultados de tratamientos cortos para evitar la transmisión perinatal del VIH (Wade y cols., New Engl J Med 1998; 339: 1409-1414). El protocolo 076, que comenzó en 1994, redujo la transmisión perinatal de un 25,5% a un 8,3%. Basándose en estos resultados tan satisfactorios se comenzó a recomendar y realizar la prueba de detección del VIH y se estableció, como pauta consensuada establecida, la profilaxis con zidovudina para las gestantes VIH positivas. En 1996 estas pautas se generalizaron para todas las embarazadas, independientemente de tratarse de población de riesgo o infectada, y como parte de los cuidados prenatales se comenzó a considera el estudio y el acceso a la profilaxis. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, son diversos los motivos por los cuales no se llevan a cabo todos los eslabones de esta cadena de prevención. Entre otras causas, algunas mujeres siguen sin recibir cuidados prenatales, o bien no se les ofrece o recomienda la realización de la prueba del VIH. Algunas se niegan sin conocer su situación, o conociendo ser VIH-positivas se niegan o no acceden a la zidovudina o bien tampoco se les ofrece esta oportunidad por los servicios de salud competentes. En una población con estas características se han estudiado 939 madres que comenzaron la profilaxis en fecha muy próxima al parto, intraparto o dentro de las 48 horas postparto. Los resultados de los embarazos en que se ha confirmado la transmisión perinatal, considerando las variaciones según los distintos momentos de comienzo de la profilaxis con zidovudina, que han sido evaluados con técnicas de PCR fueron los siguientes: 1) tratamiento prenatal materno, transmisión del VIH del 6,1%; 2) tratamiento intraparto, 10%; 3) tratamiento del niño dentro de las 48 horas de nacer, 9,3%; 4) tratamiento del recién nacido a partir del tercer día de vida, 26,6%. El hallazgo más importante es la prevención de la transmisión empezando la profilaxis en el momento del parto. También destaca una mayor respuesta a la profilaxis en aquellas madres que no habían recibido previamente zidovudina y cuando la profilaxis fue administrada exclusivamente al recién nacido dentro de las 48 horas de nacer. Estos planteamientos abren importantes esperanzas para las zonas pobres del mundo: bajo coste, corta duración y, fundamentalmente, descenso en la morbimortalidad infantil. Existe una estrecha relación entre cáncer e infección, tanto en ciencia básica como en clínica. Los virus y las bacterias se asocian con algunos procesos malignos, y en los enfermos inmunodeprimidos son comunes las pautas de tratamiento de antineoplásicos junto con antimicrobianos. Todo esto lleva consigo que se considere adecuado el nombre de International Society of Chemotherapy, pero muchos profesionales sólo lo identifican con antimicrobianos. Por ello se ha propuesto aumentar la participación de oncólogos y renombrar a la sociedad internacional con antimicrobial y antineoplastic en vez de la palabra chemotherapy. También puede adoptar el nombre de su identidad principal y llamarse International Society of Antimicrobial Chemotherapy o International Society of Chemotherapy: Antimicrobial and Antineoplastic. Se invita a nuestros lectores a participar con otras posibles y atractivas alternativas. RESPUESTA INMUNITARIA FRENTE A LA VACUNA MENINGOCÓCICA A+C En una población de aproximadamente 100.000 niños, de 18 meses a 19 años de edad, de la región de Cantabria, que habían sido vacunados frente al meningococo C, se estudió la prevalencia de anticuerpos a los 10 meses de la vacuna en 414 niños. Globalmente, en los menores de 4 años tan sólo el 4% tenía anticuerpos protectores. Por edades la seroprevalencia fue la siguiente: 0% entre 18 y 24 meses, entre 4 y 12 años el 51% y de 12 a 19 años el 81%. La actividad bactericida en sangre según González de Aledo y García Merino (Rev Esp Salud Pública 1998; 72: 365-374) contrasta, sin embargo, con el excelente resultado clínico-epidemiológico, dado que incluso en la población con menor respuesta inmunitaria no se ha producido ningún caso de meningitis C. Estos hallazgos son semejantes a los encontrados en la primera fase del estudio en la Comunidad de Madrid (comunicación personal) a los 6 meses de la vacunación. Globalmente es difícil pensar que el aumento de la incidencia pueda paralizarse espontáneamente, a no ser que reconozcamos que la vacuna ha cumplido algún papel, o bien que la población haya adquirido su propia inmunidad o que el aumento de casos ha sido un hecho "aislado" y no un brote epidémico cuya duración esperada podría superar los 4 años hasta un nuevo descenso. |